Gracias a la colaboración entre terapeuta y paciente, este método permite:
desbloquear estructuras corporales internas
eliminar disfunciones muy arraigadas
reequilibrar la energía del organismo
iniciar un camino de retorno hacia las formas originales de nuestro cuerpo.
Los profesionales del Sistema ARC, al contrario que en otras muchas terapias, analizan globalmente a la persona (desde sus hábitos a su entorno social y medioambiental) para determinar las causas de las lesiones y del dolor, porque solo averiguándolas es posible resolver los trastornos corporales.
Después, el terapeuta aplica el tratamiento más adecuado para solucionarlos y restaurar el equilibrio corporal y emocional.
El Sistema ARC engloba cuatro métodos:
Todos combinan el trabajo corporal, a base de propuestas sencillas para recuperar el equilibrio físico y emocional, con la educación corporal, que nos ayuda a modificar hábitos incorrectos que perjudican nuestro bienestar.
Colocando al paciente en posturas precisas que propician un estiramiento global de las cadenas musculares que recorren su espalda, piernas y brazos, el terapeuta realiza manipulaciones de la musculatura y de sus fascias.
Su trabajo, efectivo y respetuoso, se adapta al ritmo y a las emociones del paciente, sin forzar su cuerpo y permitiendo que exprese todas las sensaciones y reacciones que surjan a lo largo de la sesión.
El Masaje Restaurador Corporal necesita la participación activa del paciente.
Su atención, sus movimientos, su postura y su respiración, son imprescindibles para un resultado óptimo.
El Micromasaje es un tipo de masaje muy minucioso en el que el terapeuta manipula tres zonas de nuestro cuerpo sometidas a mucha tensión: la cabeza (cráneo y cara), el sacro y el coxis.
Mediante el Micromasaje, trabajando el tejido conjuntivo, se logra flexibilizar todas sus estructuras, siempre en colaboración con el paciente y respetando sus ritmos y sensaciones.
La caja ósea craneal está formada por segmentos individuales conectados entre sí por uniones llamadas suturas que deben mantener cierta flexibilidad y movimiento.
Los ojos, la nariz, las orejas, la boca y la articulación temporo-mandibular necesitan su espacio y deben estar libres de tensiones musculares para, de este modo, corregir o aliviar problemas como la miopía, problemas de ortodoncia, sinusitis, ronquera, artrosis mandibular, etc.
El sacro y el coxis, situados al final de nuestra columna vertebral, son zonas que almacenan mucha tensión, pero deben liberarse de ella para proporcionarnos un correcto equilibrio y lograr una existencia saludable.
Además, sacro y coxis son los encargados de facilitar a las mujeres un buen embarazo y una comunicación adecuada con el feto.
Mientras el paciente permanece en postura invertida, la tracción que ejerce la fuerza gravitatoria sobre la columna vertebral y su musculatura permite su estiramiento y reestructuración, descomprime los discos intervertebrales y libera las raíces nerviosas de la médula espinal.
Con la inversión corporal también descomprimimos las articulaciones y realineamos las curvaturas fisiológicas del cuerpo.
Manteniendo al cliente en posición invertida, el terapeuta aplica diferentes técnicas de manipulación, masajes y correcciones posturales, que multiplican y consolidan los beneficios de esta terapia.
La práctica periódica de la Gravitoterapia mejora la circulación sanguínea, favorece el retorno venoso de las piernas y aporta una mayor oxigenación al cerebro al aumentar su riego sanguíneo.